
Hasta un 30 por ciento de los pacientes que sufren diabetes llegan a desarrollar daño renal, por lo que deben llevar un estricto control médico, además de una dieta baja en sales, grasas de origen animal y comidas hipercalóricas, a fin de no complicar la falla en el riñón que deteriora notablemente la calidad de vida, de tal forma que en etapas avanzadas solo se considera un trasplante.