Hay un tipo de diabetes que es silenciosa, que el paciente no presenta síntomas evidentes porque su sangre en realidad no acumula glucosa; que su piel no pierde sensibilidad ni el tejido graso comienza a engrosarse, porque los piquetes no atraviesan su propia piel, sino la de un ser querido y cercano, a quien ve luchar todos los días por controlar y dominar su propia condición, ya sea diabetes tipo 1 o diabetes tipo 2.
Sintomatologías:
Sufren sin derecho a quejarse: ya que lamentarse por una situación que aparentemente no viven en carne propia estaría fuera de lugar, pues quien vive con diabetes es la otra persona.
Sentimiento de impotencia: con frecuencia sobrellevan una relación estrecha con la angustia por no poder ayudar a modificar ciertos comportamientos nocivos que presenta quien padece diabetes.
Auto exigencia y suma responsabilidad: la persona se ve obligada a participar activamente en los cuidados y estilo de vida de quien vive con diabetes. El grado de compromiso que adquiera determinará la intensidad de este síntoma.
Se habla muy poco de la diabetes tipo 3 y sin embargo ocupa un lugar importante en materia de salud puesto que por un lado son personas que se involucran completamente con la condición, de tal manera que colaboran a disminuir las cifras de mortalidad y las estadísticas por depresión. Aunque lo anterior no puedo decir que es un dato duro extraído de alguna fuente fidedigna, lo puedo jurar y escupir porque lo veo en los grupos, en el consultorio y en mi propia dulce vida.
FUente: MSN