
La declaración incluye una lista de recomendaciones destinadas a estimular "la adopción de un enfoque más riguroso, estandarizado y transparente de la seguridad". Por tanto, la declaración insta a la agencia norteamericana del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) y a la UE a armonizar las normas para las empresas de fabricación de las bombas de insulina.
También recomienda proporcionar una única base de datos, de acceso público, internacional para informar sobre los eventos adversos, incluidos los errores técnicos y humanos; exigir a los fabricantes que faciliten el acceso a la información, como cuántas personas utilizan sus productos y los resultados de los estudios que evalúan nuevas características de diseño de la bomba; y proporcionar más financiación para ensayos clínicos independientes sobre "seguridad, eficacia, resultados y adherencia en condiciones del mundo real", entre otras sugerencias.
"La tecnología está evolucionando rápidamente para tratar la diabetes, afirma Anne Peters, directora del Programa Clínico de Diabetes de la Universidad del Sur de California y una de los autores principales de la declaración. Aunque esto es bueno, no tenemos muy buena vigilancia posterior a la comercialización de dispositivos como bombas de insulina, especialmente en Europa, donde los fabricantes a menudo introducen productos antes del lanzamiento en Estados Unidos".
"Tenemos que asegurarnos de que poseemos datos suficientes acerca de cómo están funcionando los dispositivos una vez que llegan al mercado, de manera que podamos apoyar a los pacientes, ayudándoles a comprender cómo evitar errores en su uso", añade esta experta.
Aproximadamente, un millón de personas utilizan bombas de insulina en todo el mundo y la mayoría de las personas que emplean estos dispositivos padecen diabetes tipo I, aunque algunos enfermos tienen diabetes tipo II.
Peters señala que el mayor problema entre sus pacientes que utilizan bombas es que los dispositivos pueden romperse y cuando lo hacen puede llevar un par de días para conseguir un reemplazo. Esta especialista entiende que cualquier persona que utilice una bomba debe contar un "plan en caso de fallo de ella ", que incluye tener cerca insulina de acción prolongada.
Fuente: Europa Press