
Aunque estos resultados de un nuevo estudio no prueban que el medicamento pueda prevenir el glaucoma, los autores observaron que los diabéticos tratados con dosis más altas eran menos propensos a desarrollar la enfermedad que aquellos que utilizaban dosis más bajas o no utilizaban ese producto.
Dados los efectos adversos de la metformina a altas dosis, la autora principal, Julia Richards, del Centro de Investigación del Glaucoma, University of Michigan, Ann Arbor, opinó que se necesitan más estudios para comprender los beneficios del tratamiento para contrarrestar el riesgo de glaucoma.
La Organización Mundial de la Salud estima que uno de cada 10 adultos es diabético. La mayoría padece diabetes tipo II, que está asociada con la obesidad y el envejecimiento. La metformina reduce la glucosa en sangre al evitar que el hígado produzca demasiada cantidad y que las células musculares y grasas utilicen la insulina disponible.
El glaucoma es un grupo de enfermedades oculares que lesiona el nervio óptico con el aumento de la presión ocular. El estudio fue sobre el glaucoma más común, de ángulo abierto, que comienza con la disminución gradual de la visión periférica.
El equipo de Richards revisó la información de una base de datos de prestaciones y recetas que recibieron 40 millones de pacientes. Se concentró en un subgrupo de 150 mil diabéticos, a los que también se les hicieron varios controles oculares para detectar el glaucoma.
Al inicio del estudio, en el 2001, todos los pacientes tenían por lo menos 40 años y casi la mitad tenía 55 o más. La mayoría eran pacientes caucásicos.
Durante el estudio, 6 mil personas (cuatro por ciento) desarrollaron glaucoma. Los mayores de 65 eran tres veces más propensos a que les diagnosticaran la enfermedad que el grupo de entre 40 y 45 años.
Tras considerar la edad y otras variables, el equipo observó que los que habían utilizado más de 1.5 g diarios de metformina durante dos años eran un 25 por ciento menos propensos a padecer glaucoma.
A muchos diabéticos se les indica tomar 1 g/día o menos de metformina, sin dejar de monitorear los efectos adversos (calambres, diarrea, mareos o, entre los más raros, convulsiones, dolor de pecho o depresión). Si no aparecen efectos secundarios, la dosis se va aumentando a entre 2 y 2.5 g/día.
Las dosis más bajas también reducirían el riesgo de glaucoma, pero no lo suficiente como para no atribuirlo al azar.
Fuente: Lisa Rapaport / Reuters Health